Estas lecciones fueron las últimas impartidas por Hegel alrededor de 1830. Para Hegel el hombre, a diferencia del animal, es un ser pensante y que, además, no puede dejar de pensar. Y esto tiene importantes consecuencias para la historia: «Apelar a la universal participación del pensamiento en todo lo humano y en la historia puede parecer insuficiente, porque estimamos que el pensamiento está subordinado al ser, a lo dado, haciendo de éste su base y su guía. A la filosofía, empero, le son atribuidos pensamientos propios, que la especulación produce por sí misma, sin consideración a lo que existe; y con esos pensamientos se dirige a la historia, tratándola como un material, y no dejándola tal como es, sino disponiéndola con arreglo al pensamiento y construyendo a priori una historia.»